Las empresas fichan a detectives para frenar el fraude en las bajas laborales

Las empresas fichan a detectives para frenar el fraude en las bajas laborales

El coste de las ausencias fraudulentas del trabajo por enfermedad ronda los 650 millones de eurosEl gasto para la Seguridad Social de la prestación por Incapacidad Temporal llega a 7.000 millones

"Este es el vídeo que prueba que ayer estuvo haciendo una mudanza mientras estaba de baja". Es un ejemplo cañí pero real de la picaresca asociada al fraude del absentismo por incapacidad temporal por enfermedad (IT) o contingencia común. Las pruebas las presenta una agencia de detectives y confirman las sospechas de un empresario harto de soportar el coste de un empleado de baja, precisamente, por... lumbalgia.

Se trata tan sólo de uno de los muchos casos que investiga la agencia Castellana Detectives. Su director, César Martín, asegura a elEconomista que es "un servicio muy habitual". De los 300 casos que investiga al año, el fraude laboral está presente en el 60 por ciento. Y para fraudes, colores.

Los hay de todo tipo, explica: desde el empleado que simula la gravedad de una enfermedad para obtener más días de baja, hasta el propio directivo que aprovecha la situación para crear su propio proyecto empresarial o aquel que no se corta y trabaja para la competencia durante su periodo de baja. Y el riesgo asumido por el asalariado es alto: el despido.

Pero ¿cuánto cuestan las bajas fraudulentas a las empresas españolas? La agencia de detectives líder en España, el Grupo Winterman, ha redondeado la cifra en 652 millones de euros basándose en su experiencia como investigadores. Entre el 2 y el 3 por ciento de las ausencias del trabajo por enfermedad serían un engaño.

"Supuestos enfermos"
No se ha atrevido a concretar tanto el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales. Pero Jesús Caldera sí ha confirmado esta bolsa de fraude al detectar que anualmente más de 20.000 "supuestos enfermos" que permanecían en sus casas por IT de más de un año se dan de alta justo en el momento en que el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) les llama a revisión.

Estas bajas se prolongan hasta el límite, se sustituyen otros subsidios por esta pensión e incluso varían en función de la estación del año, ya que el número se eleva más en invierno que en verano, según explicó el propio Caldera a los pocos meses de asumir el cargo.

Es sólo una parte de la vía de agua abierta por las bajas, aunque el Ministerio de Trabajo ha logrado controlar su parte al frenar el gasto durante los últimos tres años, cuando esa partida estaba disparada en ritmos de dos dígitos (ver cuadro).

Gasto para la Seguridad Social
El gasto para las arcas de la Seguridad Social ya no crece a ritmos del 15 por ciento como en 2004, sino que se frenó en el 6,9 por ciento en 2006 en una trayectoria descendente que tendrá continuidad hasta final de año. Es la cifra que el Ministerio ha avanzado a elEconomista en una prestación por IT asociada a enfermedad común que absorbió 6.850,49 millones de euros en 2006 y superará los 7.000 millones de euros al final del año.

Según la responsable de la Subdirección General de Gestión de Incapacidad Temporal del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), Dolores Santa María, este aumento "comienza a obedecer a causas objetivas", como el aumento de la afiliación y el alza de los salarios, pero "todavía hay dos puntos del crecimiento que no están justificados" y que "podrían ajustarse cuando acabe este ejercicio".

El Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales prefiere hablar de "mal uso" o de "abuso" de la prestación de baja por incapacidad temporal en lugar de utilizar la palabra fraude, pero lo cierto es que cada año se destapan en nuestro países cientos de casos, sino miles, donde el trabajador simula una enfermedad o bien alarga su duración más allá de lo admisible, como ocurre en la mayoría de los casos.

Un claro ejemplo del abuso de esta prestación es el balance de las nuevas competencias de inspección de bajas de duración superior a un año ejercidas por los médicos del INSS. De los 1.877 trabajadores citados a revisión en 2006 en las ocho provincias donde se había asumido este control, 151 fueron a darse de alta y 8 no se presentaron y se suprimió la prestación. En los 1.637 que sí se sometieron a reconocimiento médico, el 64,4 por ciento no estaba justificado, aunque eso no quiere decir que no tuvieran una dolencia, porque en el 37 por ciento de los casos se inició un expediente de incapacidad permanente. Dolores Santa-María calcula que sólo el 47 por ciento de las bajas concedidas en España deben estar dentro de la IT. De hecho, este tipo de bajas se ha reducido de las poco más de 100.000 registradas en 2005 a las 8.757 del pasado año.

El INSS ha asumido el control de la revisión o prórroga en las bajas de más de un año en 26 provincias, y está previsto que a finales de 2007 lo haga con el resto. Es una decisión estratégica, ya que esta prestación corre a cargo de los presupuestos de la Seguridad Social pero son los servicios autonómicos de salud los responsables de conceder las bajas, una razón de peso del escaso compromiso que tienen las comunidades en apretar las tuercas de esta prestación como sí ha ocurrido, por ejemplo, con el gasto farmacéutico durante los últimos años.

Sistema de control
Una de las debilidades del actual sistema de control es que no hay sanción para los casi tres de cada 10 empleados a los que se obliga a darse de alta. La razón es que si existe un abuso se produce con el consentimiento del médico, responsable de expedir el parte de confirma- ción de la baja y de revisar cada semana la evolución del trabajador.

Pero está claro que para acometer esta tarea a fondo harían falta muchos más médicos y más tiempo de consulta en una sanidad española agobiada por las listas de espera quirúrgicas y sobre todo diag- nósticas, algo que está lejos de alcanzarse a pesar de la inyección de 300 millones de euros del Fondo de Incapacidad Temporal para las comunidades autónomas.

Aparte de crear una subdirección específica de control de la IT, el Ministerio de Trabajo también ha obligado a los empresarios a comunicar las bajas mediante orden minis- terial, tal y como hacen los servicios de salud, responsables de conceder o retirar los partes de baja. Son datos que se están además recopilando en el Programa Atrium, con el fin de observar si se prolongan en exceso o detectar si son recurrentes y cuándo se producen. Porque, como observó Jesús Caldera, las bajas varían en función de la estación del año, y en verano hay muchas más altas que en cualquier otro periodo, ya que el número se eleva más en invierno que en verano. Además, los datos servirán para fijar la duración de bajas estándares según patologías y empleos.