Los detectives gaditanos también sufren la crisis
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Los detectives gaditanos también sufren la crisis
Los detectives gaditanos también sufren la crisis
Olvide las lupas, las gabardinas y los sombreros. También los crímenes y misterios de difícil solución en los que el mayordomo es siempre el culpable. La imagen romántica que han transmitido las novelas y, sobre todo, las películas y series de televisión de género 'detectivesco' han desvirtuado hasta convertir en caricatura esta profesión cuya verdadera labor poco tiene que ver con las investigaciones de crímenes. En palabras de una que lo es, el trabajo de los detectives consiste en «esperar, tener paciencia y mucho trabajo de coche e intuición». Lo explica Teresa Rueda, dueña de Detectives Atalaya, la única mujer que ejerce en la provincia de Cádiz, donde esta profesión, como todas, también se ha visto sensiblemente azotada por la crisis económica.
«Ahora mismo no se hace dinero como detective», advierte Teresa, que para ganarse la vida también ha montado una oficina gestora en la capital, donde recibe tanto a quienes buscan tramitar un papel o precisan asesoramiento fiscal como a maridos y esposas despechadas que tratan de averiguar si sus parejas les engañan. «Algunos lo saben, pero quieren confirmarlo y darle con la foto en las narices a su pareja», explica Teresa, que tiene la licencia de detective desde 2004. «Yo cobro por horas», aclara. Aunque no habla de cantidades, depende del servicio que se ofrezca. Por desgracia, cuando falta dinero, la curiosidad de las parejas por los cuernos se resiente. Con todo, la clientela que más se ha reducido, y que hasta ahora más encargos realizaban a los detectives gaditanos, han sido las mutuas de seguros, que solían recurrir a ellos para averiguar si un paciente sufría alguna dolencia o mentía. «Llevamos dos años de bajón grande. Pienso que han cambiado de detectives, o quizá hay menos bajas que investigar, no lo sé. Ahora quienes más nos contratan son empresas, para investigar a sus empleados; casos que antes eran muy raros», explica Teresa. «Hay detectives que se han tenido que ir a Sevilla, porque aquí no les llegan asuntos».
En expansión
Tomás Toledo, por su parte, fundador de Detectives Gades, tiene 64 años, de los cuáles ha trabajado 41 como detective. Aún así, asegura que «hay personas que no saben» que se dedica a investigador privado. Tiene la licencia 115, una de las más antiguas de España. Es todo un veterano y probablemente, gracias a su experiencia, uno de los más solicitados y que más asuntos recibe de toda la provincia. En su caso, en lugar de recesión, tiene planes incluso de crecer y expandirse: abrirá a comienzos del próximo año una oficina en Jerez. Se hará cargo uno de sus hijos, que ha seguido la tradición familiar y ha sacado también la licencia de seguridad privada. «Tengo tanto trabajo que no me preocupa la crisis», afirma Toledo, a quien el bajón de las mutuas tampoco le quita el sueño: «Tienen unas tarifas muy bajas; por eso no nos interesan», dice. En cambio, los asuntos 'estrella' que llegan hasta su despacho, en la calle Acacias son, «de unos años atrás», las pensiones compensatorias entre parejas divorciadas. Maridos que investigan si sus exesposas conviven con otros hombres, para dejar de pasarles una paga de manutención.
En los últimos dos años, su oficina también ha sido la responsable de destapar uno de los fraudes que más ha dado que hablar en los medios, pero sobre todo, en las puertas de los colegios: el engaño de aquellos padres que empadronaban a sus hijos en domicilios de abuelos para lograr matricularlos en los colegios más solicitados de la capital. Quienes le contrataron fueron otros padres, que vieron cómo sus hijos quedaron fuera de las listas de admitidos.
¿Y crímenes? «No, cuando se encarga la Policía no podemos intervenir. Últimamente me llegan muchas desapariciones, desde que encontré a un hombre que llevaba 22 años en paradero desconocido», dice Toledo.
Emigrar a Sevilla
Juan Jesús Moya, de la agencia de detectives Pikerton, se ha marchado recientemente a Sevilla, su ciudad natal. Durante ocho años había ejercido en San Fernando, pero en 2010 decidió regresar a la capital hispalense, donde ha encontrado nuevos clientes, y mantiene algunos de Cádiz. Su marcha no está justificada solo por la crisis, aunque reconoce que ha sido una mezcla de todo. Desde 2009, la situación económica se había vuelto «horrible». «La actividad ha bajado un 80%» desde que las mutuas dejaron de investigar las falsas bajas, explica Moya, que sitúa el comienzo de la caída en diciembre de 2008: «Fue de un día para otro. La actividad de las mutuas desapareció. El Gobierno, que es el que paga, dijo que investigar bajas falsas era un gasto, y se cortó. Ahora mismo no se lucha contra el fraude. Si acaso, algunas empresas contratan a detectives por su cuenta, para justificar un despido cuando hay bajas laborales fingidas». Los clientes, por tanto, hay que buscarlos en particulares: infidelidades, pensiones alimenticias, e incluso padres que quieren saber qué hacen sus hijos en su tiempo libre. Aunque son los menos, ya que un servicio que dure varios días no baja de los 1.000 euros. «El trabajo ahora está complicado, las licencias de detective van a disminuir», augura Moya.
Las licencias son concedidas por Interior y fiscalizadas por la Policía Nacional, que lleva a cabo un riguroso control sobre la profesión para evitar el intrusismo. De este modo, se realizan inspecciones anuales y cada detective debe entregar cada año una memoria de las investigaciones llevadas a cabo. Para obtener la licencia, los estudios que se requieren han cambiado con el tiempo: desde 1981, es el Instituto de Criminología de la Complutense de Madrid el que establece cursos de investigadores privados, aunque en Andalucía el diploma se puede conseguir a través del Instituto interuniversitario de Criminología andaluz.
«Este trabajo no es lo que piensa la gente, que nos ve con un halo de misterio. Nosotros nos dedicamos solo a solucionar problemas, que a veces con un consejo se solventa», aclara Enrique Álvarez, detective desde hace casi 20 años.
http://www.lavozdigital.es/jerez/v/20110926/cadiz/detectives-gaditanos-tambien-sufren-20110926.html
Olvide las lupas, las gabardinas y los sombreros. También los crímenes y misterios de difícil solución en los que el mayordomo es siempre el culpable. La imagen romántica que han transmitido las novelas y, sobre todo, las películas y series de televisión de género 'detectivesco' han desvirtuado hasta convertir en caricatura esta profesión cuya verdadera labor poco tiene que ver con las investigaciones de crímenes. En palabras de una que lo es, el trabajo de los detectives consiste en «esperar, tener paciencia y mucho trabajo de coche e intuición». Lo explica Teresa Rueda, dueña de Detectives Atalaya, la única mujer que ejerce en la provincia de Cádiz, donde esta profesión, como todas, también se ha visto sensiblemente azotada por la crisis económica.
«Ahora mismo no se hace dinero como detective», advierte Teresa, que para ganarse la vida también ha montado una oficina gestora en la capital, donde recibe tanto a quienes buscan tramitar un papel o precisan asesoramiento fiscal como a maridos y esposas despechadas que tratan de averiguar si sus parejas les engañan. «Algunos lo saben, pero quieren confirmarlo y darle con la foto en las narices a su pareja», explica Teresa, que tiene la licencia de detective desde 2004. «Yo cobro por horas», aclara. Aunque no habla de cantidades, depende del servicio que se ofrezca. Por desgracia, cuando falta dinero, la curiosidad de las parejas por los cuernos se resiente. Con todo, la clientela que más se ha reducido, y que hasta ahora más encargos realizaban a los detectives gaditanos, han sido las mutuas de seguros, que solían recurrir a ellos para averiguar si un paciente sufría alguna dolencia o mentía. «Llevamos dos años de bajón grande. Pienso que han cambiado de detectives, o quizá hay menos bajas que investigar, no lo sé. Ahora quienes más nos contratan son empresas, para investigar a sus empleados; casos que antes eran muy raros», explica Teresa. «Hay detectives que se han tenido que ir a Sevilla, porque aquí no les llegan asuntos».
En expansión
Tomás Toledo, por su parte, fundador de Detectives Gades, tiene 64 años, de los cuáles ha trabajado 41 como detective. Aún así, asegura que «hay personas que no saben» que se dedica a investigador privado. Tiene la licencia 115, una de las más antiguas de España. Es todo un veterano y probablemente, gracias a su experiencia, uno de los más solicitados y que más asuntos recibe de toda la provincia. En su caso, en lugar de recesión, tiene planes incluso de crecer y expandirse: abrirá a comienzos del próximo año una oficina en Jerez. Se hará cargo uno de sus hijos, que ha seguido la tradición familiar y ha sacado también la licencia de seguridad privada. «Tengo tanto trabajo que no me preocupa la crisis», afirma Toledo, a quien el bajón de las mutuas tampoco le quita el sueño: «Tienen unas tarifas muy bajas; por eso no nos interesan», dice. En cambio, los asuntos 'estrella' que llegan hasta su despacho, en la calle Acacias son, «de unos años atrás», las pensiones compensatorias entre parejas divorciadas. Maridos que investigan si sus exesposas conviven con otros hombres, para dejar de pasarles una paga de manutención.
En los últimos dos años, su oficina también ha sido la responsable de destapar uno de los fraudes que más ha dado que hablar en los medios, pero sobre todo, en las puertas de los colegios: el engaño de aquellos padres que empadronaban a sus hijos en domicilios de abuelos para lograr matricularlos en los colegios más solicitados de la capital. Quienes le contrataron fueron otros padres, que vieron cómo sus hijos quedaron fuera de las listas de admitidos.
¿Y crímenes? «No, cuando se encarga la Policía no podemos intervenir. Últimamente me llegan muchas desapariciones, desde que encontré a un hombre que llevaba 22 años en paradero desconocido», dice Toledo.
Emigrar a Sevilla
Juan Jesús Moya, de la agencia de detectives Pikerton, se ha marchado recientemente a Sevilla, su ciudad natal. Durante ocho años había ejercido en San Fernando, pero en 2010 decidió regresar a la capital hispalense, donde ha encontrado nuevos clientes, y mantiene algunos de Cádiz. Su marcha no está justificada solo por la crisis, aunque reconoce que ha sido una mezcla de todo. Desde 2009, la situación económica se había vuelto «horrible». «La actividad ha bajado un 80%» desde que las mutuas dejaron de investigar las falsas bajas, explica Moya, que sitúa el comienzo de la caída en diciembre de 2008: «Fue de un día para otro. La actividad de las mutuas desapareció. El Gobierno, que es el que paga, dijo que investigar bajas falsas era un gasto, y se cortó. Ahora mismo no se lucha contra el fraude. Si acaso, algunas empresas contratan a detectives por su cuenta, para justificar un despido cuando hay bajas laborales fingidas». Los clientes, por tanto, hay que buscarlos en particulares: infidelidades, pensiones alimenticias, e incluso padres que quieren saber qué hacen sus hijos en su tiempo libre. Aunque son los menos, ya que un servicio que dure varios días no baja de los 1.000 euros. «El trabajo ahora está complicado, las licencias de detective van a disminuir», augura Moya.
Las licencias son concedidas por Interior y fiscalizadas por la Policía Nacional, que lleva a cabo un riguroso control sobre la profesión para evitar el intrusismo. De este modo, se realizan inspecciones anuales y cada detective debe entregar cada año una memoria de las investigaciones llevadas a cabo. Para obtener la licencia, los estudios que se requieren han cambiado con el tiempo: desde 1981, es el Instituto de Criminología de la Complutense de Madrid el que establece cursos de investigadores privados, aunque en Andalucía el diploma se puede conseguir a través del Instituto interuniversitario de Criminología andaluz.
«Este trabajo no es lo que piensa la gente, que nos ve con un halo de misterio. Nosotros nos dedicamos solo a solucionar problemas, que a veces con un consejo se solventa», aclara Enrique Álvarez, detective desde hace casi 20 años.
http://www.lavozdigital.es/jerez/v/20110926/cadiz/detectives-gaditanos-tambien-sufren-20110926.html
antoniof- Detective Moderador
- Cantidad de envíos : 1726
Localización : Sur de Catalunya
Empleo : Ex-detective, moderador corrupto
Fecha de inscripción : 09/03/2009
Re: Los detectives gaditanos también sufren la crisis
"Las licencias son concedidas por Interior y fiscalizadas por la Policía Nacional, que lleva a cabo un riguroso control sobre la profesión para evitar el intrusismo. De este modo, se realizan inspecciones anuales y cada detective debe entregar cada año una memoria de las investigaciones llevadas a cabo."
Eso!!!que llevan a cabo un riguroso control para evitar el intrusismo (ni de coña) y que realizan inspecciones anuales a los detectives habilitados.(Claro,jajajaja, para evitar el intrusismo).
Se habrá quedado agusto.
Invitado- Invitado
Re: Los detectives gaditanos también sufren la crisis
A mi no me inspeccionan dese hace 5 años
Lo de Gades es interesante: le sobra el trabajo...
Dice que gana pasta con las ex-parejas ( este finde hice yo un tema de esos GRATIS), las ex-parejas, para que nos entendamos, no llaman al Detective hasta que no están hasta el cuello de pagar la pensión, y entonces les pedimos nosotros 400 pavos al día por arreglarlo.. os imaginais la respuesta?
Los fraudes en los colegios no están nada mal: a 30 euros la comprobación, ya puedo ir encargando el Lamborguini Diablo
Lo de Gades es interesante: le sobra el trabajo...
Dice que gana pasta con las ex-parejas ( este finde hice yo un tema de esos GRATIS), las ex-parejas, para que nos entendamos, no llaman al Detective hasta que no están hasta el cuello de pagar la pensión, y entonces les pedimos nosotros 400 pavos al día por arreglarlo.. os imaginais la respuesta?
Los fraudes en los colegios no están nada mal: a 30 euros la comprobación, ya puedo ir encargando el Lamborguini Diablo
Invitado- Invitado
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