´Investigamos más asuntos de dinero y menos de faldas´

Los detectives privados de la Región tendrán un colegio profesional para luchar contra el intrusismo y elaborar un código deontológico

Los murcianos que les son infieles a sus parejas pueden estar ahora un poco más tranquilos, ya que con la crisis son menos los cónyuges 'escamados' que acuden a detectives privados en busca de pruebas que confirmen sus sospechas y que, además, puedan ser utilizadas en un tribunal.
La situación económica ha provocado que estos profesionales de la investigación privada reciban menos encargos para pillar a este tipo de 'objetivos' en situaciones o con compañías comprometidas pero, por el contario, también ha originado que aumenten los casos que llegan a las agencias para investigar otro tipo de engaños: los que afectan al bolsillo.
Trabajadores que fingen una baja laboral y aprovechan para trabajar en otros sectores, empleados que venden secretos de su empresa a la competencia, empresarios que 'se la pegan' a sus socios... "Con la crisis han aumentado estos casos, mientras que las investigaciones de infidelidades han disminuido considerablemente. Por otro lado, seguimos recibiendo bastantes encargos de padres que quieren averiguar si sus hijos consumen drogas", confirma Francisco Gambín, presidente de la recientemente constituida Comisión Gestora del Colegio Profesional de Detectives Privados de Murcia, cuyos estatutos serán aprobados en breve. Se trata del primer y único colegio de la Región, que nace con objetivos como garantizar la profesionalidad de sus miembros, luchar contra el intrusismo y elaborar un código deontológico.

Carrera de grado medio
Gambín explica que para formarse como detective privado existe una carrera universitaria de grado medio, aunque reconoce que hay agencias que contratan a ex guardias civiles o ex policías, lo que "supone una competencia desleal para el sector". En la Región de Murcia existen 37 detectives privados dados de alta, por lo que Gambín opina que "esta parcela está bastante cubierta; no nos sobra el trabajo y menos en la situación actual".
Una de las primeras cosas que hará el Colegio una vez que empiece a funcionar será informar a los distintos organismos, mutuas, despachos de abogados y a todo tipo de clientes que contraten o trabajen con detectives privados de que todos los profesionales deben estar colegiados.
Volviendo a la situación económica, el portavoz de los detectives privados de la Región añade que "los que siempre tienen trabajo son los que colaboran con las mutuas" y explica que "la crisis también nos está afectado, porque como bien dice nuestro nombre investigamos asuntos privados, no delitos, y los clientes tienen que pagar por unos servicios. Vamos a pedir que para determinados asuntos exista la figura del detective de oficio".
Respecto a la delgada línea que puede separar algunas actuaciones de la legalidad, Gambín explica que "en la carrera nos enseñan hasta dónde se puede llegar o dónde está permitido grabar, porque si no somos nosotros los que podemos acabar procesados".
También hay asuntos en los que muchos detectives prefieren no meterse "como son aquellos en los que hay políticos por medio, porque es casi seguro que acaban mal".
Los impulsores del Colegio Profesional de Detectives Privados confían en que con este organismo se garantice la profesionalidad del colectivo ante la sociedad.

¿Torrente o Bogart?

Ni uno ni otro. Francisco Gambín asegura que los detectives privados "tenemos poco que ver con los que salen en las películas de Hollywood", aunque "cada uno tenemos nuestras historias y anécdotas".
Bromea al decir que en algunos momentos pueden parecerse más "al típico Torrente" que a un Bogart con sombrero y gabardina.
Eso sí, a veces estos profesionales se ven obligados a disfrazarse para poder realizar sus investigaciones, aunque con una imagen menos glamurosa que la que da el cine. Gambín, por ejemplo, cuenta que él ha tenido que disfrazarse de albañil o ponerse un mono de trabajo para no llamar la atención.