Excelente editorial de Eva Grueso

... Y LLEGARON LOS DETECTIVES, EXCELENTE EXCUSA PARA DESVIAR LA ATENCIÓN DE LOS PROBLEMAS IMPORTANTES DE ESTE PAÍS
Ni el mejor de los guiones del denominado cine negro, que tanto trata de describir entre sus lúgubres personajes a siniestros detectives, pérfi- dos investigadores que se sumergen en los pro- fundos suburbios de aciagas ciudades, hubieran hecho imaginar los acontecimientos vividos duran- te los últimos días y, es que ya se sabe, la realidad supera con creces la ficción.
Cuando pensaba, como es habitual, que ten- dría que dedicar estas líneas a la promoción de nuestro inminente Congreso, la actualidad, mani- pulada voluntariamente de una forma torticera, ha querido que mis reflexiones deban dirigirse hacia esa adulteración de la realidad.
Ríos de tinta, y nunca mejor utilizada dicha expresión, se han escrito en estos días sobre la honrada profesión de Detective Privado; sí, escrita con mayúsculas, porque lo merece, aunque no ha sido así denominada, pero mi dignidad me impide repetir el mezquino término con el que nos han designado en cientos de ocasiones.
Pero además, estos periodistas, con minúscu- la, sí, se lo merecen, se han dedicado a dar pábu- lo a aquello que unos publicaron y el resto, sin verificar, comprobar, cotejar ni confirmar repitie- ron hasta la saciedad, magnificando un hecho que a muchos ha interesado. De poco está sirviendo hacer bolos explicando la verdad de la profesión, la licitud de las investigaciones, la legitimidad en la contratación o la formación de los Detectives cuando la manipulación de la supuesta informa- ción es absolutamente voluntaria e interesada.
Pero, por si no hubiéramos tenido suficiente con la actuación de estos incompetentes nos en- contramos con la desmesurada, desproporciona- da, exagerada, excesiva, innecesaria y extremada- mente rápida intervención de la policía y la fisca- lía, entiendo, que siguiendo esta línea de intere- ses creados que evidencia que no todos los ciuda- danos somos iguales, más bien al contrario.
Ya me gustaría que la persecución del intrusis- mo se realizara con la misma diligencia con la que se han desarrollado estas actuaciones, calificado como problema grave y motivo, entre otros, por el
cual teníamos que estar incluidos en la actual Ley de Seguridad Privada, según reza la exposición de motivos, parece que, el éxito de la misma en ese sentido ha sido realmente pésimo. Ni siquiera se pide lo que debería ser una exigencia, sólo se solicitan actuaciones a instancias de denuncias de la APDPE y ni siquiera eso obtenemos ¡¡cierto, lo olvidaba, no genera el más mínimo interés!!.
Pero ¿dónde estaba en todo este follón nues- tro órgano de control? Que perfectamente podría haber manifestado que somos una profesión reglada y regulada, que hemos de superar una formación universitaria, a parte de otras exigen- cias legales, con rigurosos requisitos de acceso, que estamos sometidos a un conjunto de contro- les e intervenciones administrativas que garanti- zan nuestra actividad y que la colaboración se produce de una forma fluida, algo que hubiera tranquilizado a la ciudadanía. Sin embargo, no hemos tenido el placer de escuchar al responsa- ble último de la profesión, lógico, sus actuaciones han sido más bien contrarias, los intereses perso- nales/profesionales (léase de partido) están por encima de todo ello.
No ha interesado recordar en estos días la importante labor social que los Detectives desa- rrollamos, que somos colaboradores imprescindi- bles de la Justicia en multitud de procedimientos y que obtenemos y aportamos las pruebas que, de otro modo, no sería posible conseguir.
Algo nos ha quedado tras los últimos sucesos. Revelar el fraude del “cojo que corre maratones” está muy bien pero destapar la corrupción política es moverse en arenas movedizas que a nadie interesa y los mecanismos para acallarla surgen como por arte de magia.
Para finalizar, sólo recomendar, a propios y extraños, la asistencia a nuestro próximo Congre- so en Cáceres, del 6 al 9 de Marzo, donde poder departir sobre los últimos acontecimientos y de- batir sobre la absurda realidad.
Espero poder saludaros personalmente en Cáceres, ¡¡nos vemos!!

Eva Grueso
Editorial de "El detective informa" febrero 2013 | APDPE

antoniof escribió:Está bien.

Pero, por si no hubiéramos tenido suficiente con la actuación de estos incompetentes nos en- contramos con la desmesurada, desproporciona- da, exagerada, excesiva, innecesaria y extremada- mente rápida intervención de la policía y la fisca- lía, entiendo, que siguiendo esta línea de intere- ses creados que evidencia que no todos los ciuda- danos somos iguales, más bien al contrario.
Ya me gustaría que la persecución del intrusis- mo se realizara con la misma diligencia con la que se han desarrollado estas actuaciones, calificado como problema grave y motivo, entre otros, por el
cual teníamos que estar incluidos en la actual Ley de Seguridad Privada, según reza la exposición de motivos, parece que, el éxito de la misma en ese sentido ha sido realmente pésimo. Ni siquiera se pide lo que debería ser una exigencia, sólo se solicitan actuaciones a instancias de denuncias de la APDPE y ni siquiera eso obtenemos ¡¡cierto, lo olvidaba, no genera el más mínimo interés!!.
Pero ¿dónde estaba en todo este follón nues- tro órgano de control? Que perfectamente podría haber manifestado que somos una profesión reglada y regulada, que hemos de superar una formación universitaria, a parte de otras exigen- cias legales, con rigurosos requisitos de acceso, que estamos sometidos a un conjunto de contro- les e intervenciones administrativas que garanti- zan nuestra actividad y que la colaboración se produce de una forma fluida, algo que hubiera tranquilizado a la ciudadanía. Sin embargo, no hemos tenido el placer de escuchar al responsa- ble último de la profesión, lógico, sus actuaciones han sido más bien contrarias, los intereses perso- nales/profesionales (léase de partido) están por encima de todo ello.

Observer escribió:Por lo tanto, las reacciones de los distintos representantes de la profesión, me han parecido demasiado tardías, porque podían haber intentado dignificar y defender a la profesión mucho antes, y no sólo cuando el grave daño ya está hecho.